Los patrones autoritarios son personas difíciles,
bastante complicados, patrones que día a día hacen difícil nuestra tarea en el
trabajo, incluso pareciera que encuentran placer haciéndonos compleja la
convivencia o nuestra labor en la oficina. Sus órdenes agresivas nos alteran ya
que no le puedes responder de igual manera porque de hacerlo estaríamos
poniendo en riesgo nuestro empleo. Intentar construir cualquier tipo de
comunicación con gente como lo es un patrón autoritario implicará tener que
aprender a controlar nuestros impulsos y emociones.
Estoy completamente seguro de que al leer éstos
párrafos usted ya tiene varios nombres en mente aparte de jefe inmediato, Quizá
algún familiar ya sea su primo, abuelo, tío, esposo, esposa, novio o novia.
Los patrones autoritarios son personas cuya
agresión verbal y psicológica parece emanar por su sangre, provocando un
desgaste físico y psicológico muy grande a quien debe tratar con ellos.
Cuánto tiempo desperdiciamos al dedicarle tiempo
a pensar cuestiones tales como: ¿Habrá despertado de buenas tan siquiera este
día? ¿Hoy será un día sereno, tranquilo o turbio y perturbador?, ¿Estará animoso
o nos amargará el día?
Es así como vivimos nuestro día a día en la
oficina, pendientes de las emociones ajenas, dejando en manos de otros nuestro
bien estar por permitir que su humor influya en nosotros. En ocasiones somos
partícipes de persistentes intercambios verbales que nos llevan a reflexionar en
qué es exactamente lo que debemos responder, cómo, cuándo y porqué debemos
hacerlo para esquivar el despertar la agresión del otro.
Las personas autoritarias tienen dentro de su
diccionario una palabra favorita que utilizan muy a menudo para responderle a
quienes agrede y es “NO”. Hagas lo que hagas, por más esfuerzo, empeño y
dedicación que le pongas a tus labores y cuando propongas mejoras para
facilitar alguna actividad por más buena que sea esa idea, él solo responderá “NO”
sin tener que darte argumentos.
La peor parte es cuando esto nos ocurre tendemos
a sentirnos mal y acabamos por realmente creernos que quizá nuestras ideas o
propuestas no eran tan buenas como inicialmente creíamos.
El patrón autoritario es aquel que tiene como
intención final hacerte sentir poca cosa, insuficiente, frágil, endeble,
indeciso. Su fin es hacerte creer que él lo sabe todo y esto sin mencionar que
tiene el poder, el talento e ingenio para llevar a cabo cualquier cosa que se
empeñe en hacer. Lo más previsible es
que si te empeñas tanto por mantener la calma y evitar perder el control, claudiques
para evitar futuros enfrentamientos haciéndote cargo de cada palabra y de cada
suceso aunque no seas responsable.
Toda persona que es víctima de un patrón autoritario
constantemente se culpan a si mismos forman en su mente preguntas como: ¿Qué he
hecho mal para que mi patrón me trate de esa manera? La respuesta es que usted
no ha hecho absolutamente nada. Hagas o dejes de hacer, la persona autoritaria
siempre hallará motivos con los cuales pueda discutir y crear conflictos.
Lo que sí es significativo entre tantas
incógnitas es que abras los ojos y te des cuenta de que esas provocaciones no
deberían perjudicar tu autoestima ni modificar tu temperamento ya que sí ocurre lo contrario, le estarías quedando a
su entera disposición para ser fácilmente manipulable.